Sin hacer nada, Junts per Catalunya puede acabar aportando mucho a la gobernabilidad de España. Poco después de conocerse que el Congreso suspende como diputados a los cuatro presos preventivos por el ‘procés’, dando un último vuelco a una campaña del 26-M que comenzó con la inesperada muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, fuentes de la formación posconvergente explicaron que no tienen pensado hacer correr la lista. Los escaños de Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez quedarían vacíos, informa Fidel Masreal. Al menos, hasta después de la sentencia del Tribunal Supremo, prevista para otoño. De ser así, al margen de lo que decida Oriol Junqueras (ERC), Pedro Sánchez ya no necesitaría la abstención de algún parlamentario republicano para garantizarse la investidura.
Al líder socialista le bastarían los 175 apoyos que cosechó el pasado martes Meritxell Batet como presidenta del Congreso. Al no ser sustituidos los tres dirigentes de JxCat, serían 347 diputados, y no 350, los que se posicionarían sobre la reelección de Sánchez, en un pleno en la Cámara baja que el Gobierno calcula que se celebrará a finales de junio o principios de julio. En una segunda votación, en la que no se necesita mayoría absoluta sino solo más ‘síes’ que ‘noes’, serían suficientes los 175 respaldos de Batet, que vinieron del PSOE (123), Unidas Podemos (42), el PNV (seis), Coalición Canaria (dos), Compromís (uno) y el Partido Regionalista de Cantabria (uno).