Cuando Kylian Mbappé entreabrió la puerta de salida del París Saint-Germain, el club tembló ante la perspectiva de perder a su estrella más prometedora, la primera que se caería de la constelación formada a base de millones por los propietarios cataríes.
En el Parque de los Príncipes saben que el entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, sueña con el joven francés y que el contacto entre la entidad blanca y la familia del jugador es permanente desde su llegada al banquillo.
En ese contexto, la frase pronunciada cuando recibía el premio de mejor jugador del año en Francia, provocó un seísmo en el club: “Ha llegado el momento de asumir más responsabilidades, en París, si fuera posible. Sería un gran placer. Y si no fuera en París, podría ser en otro lugar, en el marco de un nuevo proyecto”.