Volkswagen dijo adiós este miércoles a la producción del “Beetle” tras concluir el ensamblaje, en su planta mexicana de Puebla, de la última unidad de este vehículo heredero del legendario sedán conocido como “Escarabajo”, “Fusca”, “Coccinelle” o “Vocho”.
El último “Beetle”, de un reluciente azul metálico, encendió motores y entre música de mariachis, vivas y aplausos, salió de la línea de ensamblaje para rodar unos metros hasta una plataforma de exhibición, bajo una lluvia de papelitos y pirotecnia.
“Gracias Beetle”, decía un arco colocado encima de la plataforma, rodeada por empleados que participaron en la producción de este vehículo. El modelo sumó más de 1,7 millones de unidades desde que en 1997 empezó a ser ensamblado en la planta de Puebla, en el centro de México, una de las mayores de VW en el mundo.
Decenas de obreros se reunieron desde muy temprano para dar los últimos toques a la flamante unidad, cuyo ensamblaje demandó unas siete siete horas. Esta fue la segunda generación del Beetle, concebido para suplir al económico sedán.